Vivir la verdadera Navidad

 

La Navidad existe desde hace 2020 años, si, así es, ¿ahora por qué la celebramos cada año? Es la gran pregunta que vamos a buscar juntos en un lugar muy particular: un establo. ¿En un establo? Sí, en un establo, me asomo y veo una mula y un buey, más allá un montón de paja, y gallinas y pollitos.

Se asoma a la puerta un hombre joven, acompañado de una mula y sobre ella una bella mujer muy joven, encinta, embarazada, ¿qué estarán haciendo aquí? Entran y se sientan entre la paja, el hombre joven, fuerte y tierno baja a la mujer de la mula, es una bella joven, qué cariñosos se ven. El hombre comienza a apartar la paja, observa que hay como una cuna de madera, la limpia y le coloca una manta que traen con ellos, que bella y suave, después la mujer le dice: José, necesitamos agua. Sí, María, voy a buscar agua, le dice. Mira, María, aquí hay un recipiente que sirve para traer agua, ya vengo, recuéstate.

              José sale y regresa con agua suficiente, poco después enciende un pequeño fuego, pues hace frío. José coloca cerca a los animales que con su aliento les dan calor, de pronto empieza una claridad, como si la luna brillara muy fuerte, miran y ven una estrella. ¡Qué maravilla! Tenemos una luz natural, Dios sí es bueno con nosotros. Los animales están durmiéndose, de pronto, María, la joven mujer le dice a José, ya es el momento y en unos minutos ya tiene entre brazos, a un pequeño niño. Qué sonrisa más preciosa, todo se ilumina, y los animales hacen ruidos suaves como si supieran de quien se trata. María limpia al niño, le dice con ternura: eres mi vida; José, mira como sonríe. José sonríe y le toma sus manitos y dice tiene sus diez dedos en sus manos y en sus pies, su piel que suave, se quedan mirando, admirando la perfección de ese bello niño, se quedan dormidos por el cansancio y la alegría de tener ya a su hijo entre sus brazos.

              De repente a unos pocos kilómetros, una luz brillante aparece entre los pastores que están cuidando las ovejas, el ángel les dice acaba de nacer un niño, es un niño especial, vayan y lo verán envuelto en pañales, es el Mesías, el Hijo de Dios, los pastores con miedo y no entendiendo mucho se mueven y van percibiendo que es algo maravilloso, que no es cualquier niño, le llevan queso, ovejas es lo que tienen, le llevan todo lo que tienen. María y José reciben a los pastores con cariño y aprecio.

               Pasa otro día y María le dice a José, mi amor, le llamaremos Enmanuel, ese es su nombre, es lo que me dijo el ángel, sí, dice José: Enmanuel, Dios con nosotros. Esa es la historia real y no inventada, es la que contamos y recordamos cada año, y queremos no olvidarla porque nos hace vivir de una manera especial, unos días que son únicos, cada año son diferentes, aunque celebramos el mismo hecho que ocurrió hace 2020, cada persona en el mundo celebra su navidad, o celebra la verdadera Navidad, es lo que debemos descubrir cada uno. Espero querer celebrar siempre la verdadera Navidad, el nacimiento en un establo, en un pesebre entre unos animales que les dan calor, al lado de una mujer joven que se llama María y un hombre joven que se llama José, que con cariño alegría y amor, y que con mucha ternura acomodan a su pequeño hijo, que se llama Jesús.

              Maravillosa historia que es la historia de la salvación, quiero tener entre mis brazos a ese niño, qué hermoso es el Niño, y yo quiero estar junto a María y a José. Para poder estar allí, necesito estar entre los pastores y oír la voz del ángel en medio de la noche, camino junto con los otros pastores, y allí me asomo y veo una mula, un buey, y allí un hombre joven y una mujer joven, entre ellos un bello niño, Jesús, mi Jesús, allí estás llorando y sonriendo, María le da de comer, qué hermoso, es así que quiero vivir siempre con esa hermosa escena ante mí. Es lo que quiero recordar y amar la verdadera historia del verdadero Belén, la que Dios ha revelado con su vida. Esa es la verdadera Navidad, llena de amor, sentido, y vida, llena de fe, esperanza y amor.      

              Espero que todos nos demos cuenta y vivamos la verdadera Navidad, el amor y la razón de toda vida, el Nacimiento de Jesús.

Teresa Margarita Gómez

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